Cuenta una leyenda que corría el año 1855 en Port Huron, Michigan, cuando un pequeño niño de ocho años con problemas de audición y dificultades para concentrarse, regresó a casa con una nota de su maestro.
“¿Qué dice la carta, mamá?”, preguntó el pequeño con ansiedad mientras observaba a su madre leerla.
Nancy, maestra de profesión antes de casarse, leyó la nota y sus ojos se humedecieron. Sin embargo, cuando habló, su voz no transmitía tristeza sino determinación:
“La escuela dice que eres demasiado inteligente para seguir allí. Dice que eres intelectualmente superior y que solo yo puedo educarte adecuadamente.”
A partir de ese día, Nancy decidió educar a su hijo en casa, convirtiéndose en su profesora, guía y defensora más feroz. Le enseñó a leer con obras clásicas, lo introdujo en la física y la química, y lo más importante: le inculcó una insaciable curiosidad por entender el mundo.
Años más tarde, aquel pequeño, cuyo nombre completo era Thomas Alva Edison, se convertiría en uno de los inventores más importantes de la historia. Cuando le preguntaban sobre sus influencias, Edison siempre respondía:
“Mi madre fue quien me hizo. Ella era tan verdadera, tan segura de mí, que no podía defraudarla.”
Y es así como aquella madre, Nancy Matthews Elliott, había cambiado el curso de la historia con un simple pero poderoso cambio de perspectiva.
Aunque en aras de la verificabilidad histórica, es necesario mencionar que no existe certeza de que este episodio haya ocurrido exactamente como lo narró William Loraine en su biografía de 1938, un escritor conocido por tomarse ciertas libertades creativas. De hecho, su trabajo sobre Edison, si bien alcanzó popularidad, no es considerado por los historiadores como una fuente documental rigurosa.
No obstante, lo que sí está ampliamente documentado es que Thomas Edison fue retirado de la escuela después de apenas tres meses de asistencia debido a su comportamiento inquieto, su aparente dificultad para mantener la concentración y su parcial sordera, que obstaculizaba significativamente su participación en el entorno escolar convencional.
Es por ello que, más allá de la existencia física de la carta o de su contenido exacto, lo verdaderamente trascendental es que Nancy Edison eligió ver y potenciar las cualidades extraordinarias de su hijo en lugar de limitarlo a las etiquetas de un sistema educativo rígido. Al hacerlo, transformó lo que muchos habrían considerado un obstáculo insuperable en una oportunidad para el desarrollo excepcional. Sin existir aún formalmente el concepto, la Nancy del relato aplicó los principios de la Programación Neuro Lingüística a través de su postura revolucionaria: utilizó el lenguaje y la reformulación para construir una realidad alternativa y superior que permitió a su hijo florecer en lugar de marchitarse bajo el peso de las expectativas convencionales.
Podría argumentarse que, de ser auténtico el relato, Nancy incurrió en una distorsión de la verdad al ocultar el mensaje original de la carta. Sin embargo, a la luz de los extraordinarios resultados posteriores —un niño “problemático” que se convertiría en uno de los inventores más prolíficos e influyentes de la historia—, cabe preguntarse si acaso no fue ella quien accedió a una verdad más profunda y esencial. ¿No sería más preciso afirmar que el verdadero engaño residía en la miopía de un sistema educativo incapaz de reconocer y nutrir diferentes formas de inteligencia y talento? Lo que Nancy hizo, desde esta perspectiva, no fue mentir sino realizar un acto de clarividencia maternal: percibió una realidad superior que los demás no podían ver y, crucialmente, tuvo el valor de actuar conforme a ella.
Como padres, educadores y miembros de una comunidad, el legado de Nancy Edison nos invita a cultivar esa misma amplitud de visión. Cuando nos enfrentemos a evaluaciones limitantes sobre nuestros hijos o quienes están bajo nuestro cuidado, ¿tendremos el discernimiento para distinguir entre las verdades convencionales y las posibilidades extraordinarias? ¿Encontraremos el valor para reformular las narrativas que limitan y transformarlas en mensajes que liberen potencial? La verdadera sabiduría parental quizás no resida tanto en aceptar las verdades establecidas, sino en la capacidad de vislumbrar y cultivar las semillas de grandeza que otros no logran ver. El desafío para cada familia es precisamente ese: desarrollar la visión para percibir lo excepcional en lo aparentemente deficiente y el lenguaje para construir puentes hacia esas posibilidades inexploradas.
Pero ¿qué es la Programación Neuro Lingüística?
Más conocida como PNL, la Programación Neurolingüística es una metodología que estudia cómo nuestro lenguaje influye directamente en nuestros patrones de pensamiento y comportamiento. Aunque como disciplina formal es relativamente reciente, sus principios han sido aplicados intuitivamente a lo largo de la historia, como nos muestra la historia de Edison.
Raíces históricas y precursores
La PNL surgió formalmente en la década de 1970 en la Universidad de California, Santa Cruz, de la mano de Richard Bandler, estudiante de psicología, y John Grinder, profesor de lingüística. Ambos se propusieron estudiar a terapeutas considerados excepcionalmente efectivos como Fritz Perls (fundador de la terapia Gestalt), Virginia Satir (reconocida terapeuta familiar) y Milton Erickson (célebre hipnoterapeuta).
El término “Programación Neurolingüística” refleja sus componentes fundamentales:
- Programación: se refiere a los patrones de comportamiento que aprendemos y seguimos.
- Neuro: reconoce la conexión entre los procesos neurológicos y el lenguaje.
- Lingüística: enfatiza el papel crucial del lenguaje en nuestras interacciones y experiencia subjetiva.
Una anécdota interesante sobre sus orígenes es que Bandler inicialmente estaba transcribiendo sesiones terapéuticas de Fritz Perls para un libro cuando comenzó a notar patrones específicos en su lenguaje y técnicas. Al imitar estos patrones con sus propios clientes, descubrió que podía reproducir resultados similares, lo que lo llevó a profundizar en esta investigación junto con Grinder.
Estatus científico y áreas de conocimiento asociadas
La PNL se sitúa en una intersección entre la psicología, la lingüística y las ciencias cognitivas. Sin embargo, es importante mencionar que su estatus científico es objeto de debate en la comunidad académica. Mientras que algunas de sus técnicas han mostrado resultados prácticos en contextos terapéuticos y de desarrollo personal, la PNL como campo completo no ha logrado validarse mediante los estándares rigurosos de la investigación científica experimental.
No es considerada una ciencia en el sentido estricto, ya que no cumple con los criterios de la metodología científica por varias razones:
- Muchas de sus afirmaciones fundamentales no han sido verificadas mediante estudios controlados.
- Su base teórica ha evolucionado más desde la práctica y la observación que desde la experimentación sistemática.
- Existe una notable escasez de estudios revisados por pares que respalden muchas de sus técnicas específicas.
No obstante, elementos específicos de la PNL, como el reconocimiento de la importancia del lenguaje en la cognición y la conducta, tienen bases sólidas en la psicolingüística y la psicología cognitiva. Asimismo, algunas de sus técnicas han sido incorporadas con éxito en ámbitos como el coaching, la comunicación efectiva, la negociación y el desarrollo personal.
En el contexto familiar, la PNL nos enseña que las palabras que usamos con nuestros hijos no solo transmiten información, sino que literalmente programan sus mentes en desarrollo, estableciendo creencias profundas sobre sí mismos y sus capacidades. Esta perspectiva se alinea con investigaciones de la psicología del desarrollo sobre cómo el lenguaje parental influye en la autoestima y el autoconcepto infantil.
Lo que viene
Esta publicación marca el inicio de una serie dedicada a transformar el lenguaje cotidiano en herramientas de empoderamiento para nuestros hijos. En las próximas entregas, analizaremos frases específicas que usamos habitualmente con los niños, desglosaremos su impacto psicológico y proporcionaremos alternativas que nutran su autoestima y capacidad de aprendizaje.
Exploraremos cómo, a través de la combinación de técnicas de PNL podemos crear un entorno lingüístico que no solo evite limitar el potencial de nuestros hijos, sino que activamente cultive su crecimiento y desarrollo.
Para esta serie de publicaciones, usaremos el hashtag #Palabrar, un juego de palabras que fusiona “palabras” y “labrar”. ¿Qué significa? Es el arte de esculpir con lenguaje, de tomar expresiones cotidianas y moldearlas en poderosos catalizadores de crecimiento y autoestima. Con #Palabrar, te invitamos a descubrir cómo cada frase puede ser una herramienta para construir un futuro positivo para tus hijos.
Al igual que Nancy Edison transformó lo que pudo haber sido una experiencia limitante en una oportunidad de grandeza, todos podemos aprender a reformular nuestras palabras para abrir, en lugar de cerrar, las infinitas posibilidades que habitan en la mente de un niño. Nuestras palabras tienen el poder de dar vida a las mejores versiones de nuestros hijos, convirtiendo nuestras expectativas positivas en su realidad futura.
📚 Referencias
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Historia de Thomas Edison: Basado en Hechos Reales. (2023). ¿Es real la historia de la madre de Edison? Disponible en línea
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Programación Neurolingüística: Bandler, R., & Grinder, J. (1979). Frogs into Princes: Neuro Linguistic Programming. Real People Press. ISBN: 978-0911226194.